Se da por hecho que es "normal" que un bebé llore y, aunque si bien eso es cierto, también lo es el que un bebé quiere expresar mediante el llanto (que tiene hambre, hay mucha luz.... o tiene dolores de estómago, gases). Por lo tanto, tendríamos que prestar atención a estos momentos de llanto.
Los pediatras consideran los cólicos de etiología u origen desconocido y que actualmente afecta a 3 o 4 de cada 10 bebés entre los 15 días y 4 meses de vida, si bien hay que acudir al pediatra si aparecen otro tipo de síntomas (sangre en las heces, sudoración....).
En muchas ocasiones se tiende a asociar los cólicos de lactante, con una madre angustiada y/o estresada, "culpabilizándola" de este modo y aumentando su nivel de angustia. Si bien personalmente opino que el bebé es capaz de percibir el estado emocional de la madre, según mi experiencia en este trabajo, la angustia es resultado de estas crisis de llanto y no a la inversa.
En su entrevista comenta que un 90% de los bebés se curaron con dos únicas sesiones, y el otro 10% tuvieron que acudir a una tercera o más sesiones.
En los primeros meses de vida hay dos actividades básicas que influyen en el desarrollo y bienestar de todo bebé: comer y dormir. A parte de acabar con los cólicos, mejoran ambas funciones, así como la eliminación de gases, erupto y heces, y el espaciamiento entre las tomas, añadiendo que durante las sesiones, el bebé consigue relajarse plácidamente, hasta incluso, quedarse dormido.
En mis tres años de experiencia tratando a bebés, me identifico plenamente en todo lo que refleja este artículo.
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