miércoles, 13 de abril de 2011

El síndrome del amor negativo


"La forma habitual de evitar el miedo a ver lo que odiamos de nuestra madre es dejarnos llevar por el sentimentalismo". (Nancy Friday)



La maternidad es un buen momento para hacer una revisión de las relaciones materno-filiales, ya que se pasan de ser hija, a ser madre y este cambio de rol no es siempre bien aceptado por ambas partes.

Es entonces, cuando nos damos cuenta de nuestro patrones de repetición y nos decimos:"¡Pero bueno, si estoy actuando como mi madre!." "¿Por qué estoy haciendo esto?, mi madre (o mi padre, o ambos) solían hacerlo". "Odiaba que ellos lo hicieran y aquí estoy, haciéndolo yo también."

Aunque resulta más fácil entender que repetimos aquellas cosas de nuestros progenitores que nos gustan, nos molesta evidenciar que también asimilamos los hábitos autodestructivos de ellos.

En 1967, Hoffman dió su explicación a lo que denominó "Síndrome de amor negativo", que en boca de este autor, es "el impulso humano más paralizador; es la adopción de las conductas, estados de ánimo, características y mensajes negativos (abiertos o encubiertos) de nuestros padres".

Él justifica estos comportamientos en base a:

1.- No superar a los padres, para así conseguir que ellos nos acepten y amen
2.- Castigarlos subconsientemente, por cierto aspecto vengativo y eso lleva a la vergüenza y la culpa. Da algún modo, pretendemos mostrarles sus propias limitaciones a través de nuestro comportamiento y por no haber sido capaces siempre de aceptarnos

Pero el amor negativo es sin duda una espiral que da vueltas sobre sí mismo. Ante este "amor negativo" sólo hay tres modos básicos de reaccionar:

1.- Trascendencer las características negativas de nuestros padres sin sentir conflicto interno, aunque esto es bastante difícil cuando aún no se ha solucionado el conflicto y se ha llegado a "perdonar" y no sólo justificar su actitud. Esta es la postura más saludable.
2.- Adoptar los rasgos parentelares (la más común), y conlleva la crítica mutua
3.- Conflicto, ya que adoptar el rasgo y al mismo tiempo rebelarse contra él puede provocar un interminable tira y afloja interno y gran ansiedad

El libro "Mi madre, yo misma" de Nancy Friday contiene muchas muestras del síndrome del amor negativo. Una de ellas es, el siguiente testimonio de la relación de una mujer con su madre: "Si tan sólo hubiera podido decirle a mi madre cuánto la quería antes de que muriera...», me dice una mujer. «Tenía sus defectos, pero éstos sólo eran actos reflejos. No podía evitar reñirme y criticarme, igual que no puede dejar de estornudar cuando le pica la nariz. Formaba parte de su sistema nervioso. Ahora ya no podré decirle lo que sentía realmente por ella, es demasiado tarde."

Comprender el origen de ese amor negativo es, sin duda, un buen punto de partida, aunque su afloramiento, produzca muchas veces dolor, este daño es reparador. Al otro lado te esperan la libertad, la autoaceptación, el perdón y el amor por ti misma.


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