lunes, 4 de abril de 2011

La depresión postparto (DPP)


La mayor parte de las mujeres se sienten un poco llorosas, desanimadas e inseguras después del parto, sobre todo una vez llegadas a casa. Se dan reajustes hormonales y organizativos que provocan cierta ansiedad. Estos sentimientos van habitualmente, poco a poco van desapareciendo. Las mujeres con DPP, empiezan a percatarse que estas emociones van creciendo con el paso de los días, no entendiendo plenamente lo que les pasa y sintiéndose muy culpables con el huracán de emociones por el que están atravesando.

La depresión postparto es una de las enfermedades más frecuentes tras el parto ya que afecta a una de cada diez parturientas. Si no se trata adecuadamente puede persistir durante meses e incluso años.
Generalmente es muy desconcertante, ya que cuando valoran objetivamente sus circunstancias y entorno, llegan a la conclusión que todo funciona pero que, sin embargo, ellas se sienten mal y desdichadas. Comienzan a sentirse "malas madres" e incomprendidas por sus parejas.

Estas mujeres no son unas desagradecidas o unas malas madres sino que están experimentando una de las complicaciones más frecuentes del parto, la depresión postparto, un trastorno que todavía sufren en silencio un gran número de mujeres. Muchas de estas mujeres, han tenido anteriormente episodios depresivos.Es entonces importante acudir a un profesional, que pueda además apoyar a la familia durante este período.
Muchas mujeres, enmascaran el problema, pensando que esto sólo ocurre a mujeres débiles o buscando justificaciones en quienes les rodean, que no siempre son acertadas. Pero lo cierto es que la DPP afecta tanto a mujeres con una relación de pareja conflictiva, como satisfactoria, así como a aquellas que no tienen pareja, pero le puede pasar a cualquier mujer, inmediatamente luego del nacimiento del bebé o muchos meses después.
Desafortunadamente, la DPP no ha sido comprendida y por ende mal diagnosticada por mucho tiempo tanto.

Vivimos en una sociedad que no tolera los sentimientos maternos de miedo y ambivalencia y aceptarlos, no es tarea fácil. El tratamiento devuelve la capacidad para cuidar y disfrutar el niño.

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